Dentro del Plan de Acción Tutorial, en todo lo que tiene que ver con la relación Escuela-Familia, se han venido desarrollando, entre otras actividades, “Charlas a padres y madres”, en las que se han tratado una amplia diversidad de temas en función de las problemáticas que se habían detectado en el “Programa de Prevención” o de los intereses de los padres. Ha sido en la Etapa de Infantil donde el contenido de estas charlas dadas por el E.O.E.P. se materializó posteriormente en forma de cuadernillos y se distribuyó a las familias. La finalidad de los cuadernillos ha sido dar orientaciones sobre la educación de los hijos en general y sobre algunos temas concretos en particular en el marco de un diálogo permanente entre la escuela y la familia. De esta manera se pretende responder a las preocupaciones más comunes que suelen tener los padres y madres de alumnos de estas edades y compartir los conocimientos útiles que aportan las investigaciones científicas sobre el desarrollo de la infancia y, más concretamente, promover la reflexión sobre cual puede ser la mejor manera de educar a las criaturas para ayudarles a adaptarse y a enfrentarse al mundo sin que este proceso les cueste su salud mental, de manera que puedan convertirse en adultos sanos. Aquí se exponen algunos de estos cuadernillos.
Cuadernillo nº 1: CÓMO SER BUENOS PADRES Y MADRES.
Introducción: Se puede comenzar interrogándonos por qué algunas criaturas son capaces de enfrentarse a la vida y otras no. Cuáles son los factores que están detrás de este dato, cuáles son las condiciones. Dentro de nuestra ignorancia, las investigaciones actuales permiten respuestas prácticas y especificas y optar entre líneas de acción alternativas. De manera sintética, éstas serían las conclusiones obtenidas sobre cuáles son los factores responsables de una buena adaptación psicológica en la infancia: lº. La clase social: Es un factor de amplio alcance que afecta de diferentes formas al desarrollo infantil. Se concreta en el tipo de actitudes, de experiencias, de expectativas que rodean al niño. Las condiciones materiales como la pobreza, el paro, la enfermedad, repercuten en el tipo de relaciones familiares, las cuales están sometidas, muy probablemente, a fuertes tensiones con su carga de negatividad sobre el niño. 2º. La estructura familiar: A través de las investigaciones realizadas se ha demostrado que pueden desarrollarse personalidades psicológicamente sanas en una gran variedad de grupos sociales, tanto si es una familia formada por padre y madre como si es uniparental, tanto si es tradicional como si no lo es, (referido al cambio de roles, que trabaje la madre y sea el padre quien cuide al niño, etc,). Son la calidad de las relaciones entre los diferentes miembros de la familia el factor más importante y ‚ésta no es monopolio de ningún tipo de estructura familiar en concreto. La misma norma puede aplicarse a otros posibles determinantes del desarrollo de la personalidad. Sus influencias se canalizan a través de las interacciones del niño con los demás. 3º. El orden de nacimiento: A pesar de que no están muy claras las consecuencias psicológicas que esto puede ocasionar, generalmente se está de acuerdo en que las influencias son debidas a las diferencias de trato que establecen los padres en su relación con los diferentes hijos en función de que tengan o no experiencia previa como padres. 4º. La T.V.: Se ha comprobado que sus efectos como "agente socializador" (creación de modelos a seguir) depende muchísimo de la relación padres-hijos. Se ha descubierto que tanto el tiempo a mirar T.V. como la preferencia a ciertos programas están relacionados con la falta de sensibilidad para captar las necesidades de los hijos, la falta de amor y castigos. Cuanto más pobre sea la relación más tiempo pasa el niño delante de la T.V. y sus preferencias tenderán cada vez más hacia programas con componentes violentos y agresivos. 5º. Tensiones: Los efectos negativos del estrés provocado por situaciones angustiosas, como una separación del hogar (ejemplo: una hospitalización), depende mucho de si la relación con los padres puede actuar como una influencia mitigadora. Así, una relación previa sana suele actuar posteriormente como minimizadora y evitar la patología que puede manifestarse si proceden de entornos poco satisfactorios. 6º. Calidad de las relaciones interpersonales: Entre los factores responsables de una buena adaptación psicológica en la infancia, los más importantes están relacionados con la calidad de la experiencia del niño en sus relaciones con los demás, especialmente con los adultos que lo tienen a su cuidado que, por lo general, suelen ser los padres. La dificultad surge cuando se trata de definir los factores que conforman esta calidad. Lo que se puede asegurar es que calidad no implica cantidad; ser buenos padres no depende del nº de horas que dedican a los hijos sino del tipo de relaciones que se establecen cuando padres e hijos están juntos. El vínculo afectivo surge de las primeras relaciones emocionales significativas, por lo general con la madre, en torno al tercer trimestre. Esta relación afectiva con una "figura de apego" es uno de los logros más importantes de la infancia. De él se deriva una actitud de confianza en el mundo. Una ruptura seria de esta relación, como una hospitalización, puede ser vivida con gran angustia y llegar a constituir un severo trauma. Las características de la "figura de apego" pasan por: - Ser incondicionales. - Estar disponibles. - Ser eficaces en la ayuda. Sus funciones son servir de apoyo y guía para la exploración del mundo físico y social, estar próximos y disponibles cuando se las necesita y ofrecer seguridad emocional. Si la necesidad de establecer vínculos afectivos no está bien establecida surgen niños y niñas inestables e inmersos en un mundo inseguro. Sufren ansiedad y sentimientos de abandono o pérdida. No exploran confiadamente la realidad. En último término, experimentan la soledad de alguna u otra forma, sintiéndose sin nadie con quien contar incondicionalmente. 7º. La educación en la infancia es una tarea conjunta: Lo que sucede entre el adulto y el niño no depende únicamente de los deseos y de las intenciones del adulto. Hay que tener en cuenta la individualidad de los niños. Lo que ocurre está determinado por sus características personales y no solamente por los acontecimientos externos. Está muy extendida la creencia, por parte de los padres, de que el desarrollo infantil puede ser explicado exclusivamente en términos de educación, como si el niño se pudiera modelarse como el barro. Consecuentemente cualquier error en el desarrollo infantil es achacado a los adultos. Esta teoría de que la personalidad del niño puede ser totalmente moldeada por los adultos (por la educación) y que el niño carece de personalidad (características individuales) es equivocada. Lo que funciona con un niño no funciona con otro. Los niños tienen características propias y a ellas hay que intentar ajustarnos. Estas características juegan un papel crucial en el desarrollo. En este sentido la educación es una tarea conjunta de adultos y niños. Un ejemplo extremo de la necesidad de considerar tanto las características de los niños como las de los padres lo encontramos en un estudio sobre "El abuso infantil" citado por Schaffer en su libro "El contexto sociofamiliar en la educación de la infancia" . Las conclusiones a las que llegaron los investigadores fueron que existían indicios de que cierto tipo de niños, a causa de la dificultad de educarlos por razones de desórdenes cognitivos tienen más predisposición a ser víctimas de abusos. En otro estudio sobre el desarrollo infantil hecho en Nueva York concluye que es una idea equivocada atribuir a los padres la influencia exclusiva de los problemas del comportamiento de los niños. La influencia de los padres es uno entre muchos otros factores. Uno de los factores que intervienen en la calidad de las relaciones entre padres e hijos es la calidad de encaje. Se ha constatado que la aparición y desarrollo de problemas de comportamiento infantil no se puede pronosticar conociendo solamente a los padres, o solo al niño, sino conociendo la capacidad de encajar o la falta de esta capacidad por ambas partes. Schaffer cita ejemplos de falta de encaje como puede ser el caso tan común del niño con problemas físicos o mentales cuyos padres no pueden admitir tal realidad y lo educan como si fuese normal. La individualidad del niño debe de ser respetada por quienes son responsables de hacerlo y deben de tenerla en cuenta si desean entender el curso de su desarrollo. La naturaleza de esta individualidad adopta formas muy sutiles como las maneras de reaccionar, y depende, hasta cierto punto, de rasgos temperamentales con los que llegamos a este mundo y que se manifiestan en las primeras semanas de vida. 8º. Características esenciales para ser unos padres competentes: Hay que decir previamente que resulta difícil de especificar y que calificar a los padres de "buenos" o "malos" resulta totalmente equivocado. - La sensibilidad: Es ver las cosas desde el punto de vista del otro. Los padres sensibles conectan con las señales y comunicaciones de sus hijos y responden rápida y adecuadamente. Por el contrario, los que se sitúan en el otro extremo de este continuo interpretaran las comunicaciones según sus propios deseos y sin tener en cuenta al niño, lo que previsiblemente provocarán consecuencias patológicas. La "sensibilidad" es un continuo y la mayoría de los padres se situarán entre los dos extremos. ( Se ha sugerido en ciertos estudios que madres poco sensibles provocan inseguridad emocional y retrasos en el aprendizaje y habla). Hay niños difíciles de "leer", de interpretar sus señales, lo que aumenta la posibilidad de un trato inadecuado. Por lo tanto, la sensibilidad de los padres no es una característica inalterable del desarrollo de la personalidad del individuo, se trata más bien de un factor que describe la relación de unos padres en particular con unos hijos en particular. Para evaluar hay que considerar tanto a los padres como a los hijos, subrayando que la educación de algunos hijos supone una carga mucho más pesada que la de otros. - Atención sólida: Necesitamos un entorno minimamente previsible. Los niños pequeños lo necesitan aún más, debido a que durante los primeros años su habilidad para afrontar cambios drásticos es muy limitada. Por eso, hay que prestar especial cuidado a su primera escolarización y afrontarla gradualmente. Siempre que el niño permanezca con los mismos adultos que le atienden, siempre que exista una estabilidad razonable dentro de su grupo y siempre que las rutinas y entornos sean estables, podremos afrontar cambios, como puede ser la hospitalización, con bastantes probabilidades de que no tendrán consecuencias traumáticas. Los dos extremos, monotonía total y cambio constante, pueden ser negativos: el primero, porque impide la adquisición de las "herramientas" necesarias para saber adaptarse ante situaciones diferentes y ante personas diversas; el segundo, porque al sobrepasar la capacidad del niño para asimilar nueva información le produce confusión y desconcierto. En resumen, la falta de consistencia en los cuidados del niño puede ser debido a cambio continuo de cuidadores, discrepancia sobre los valores educativos entre el padre y la madre, el comportamiento inconsistente del mismo padre o madre (comportamiento arbitrario) o/y las rupturas continuas. Todos estos factores pueden acarrear inadaptación. - Relaciones de armonía en la familia: Existen muchas pruebas de que el conflicto entre los padres es una de las experiencias más destructivas en lo que se refiere a la salud mental de los niños. En estudios hechos en las separaciones matrimoniales se ha visto que son aquellos casos que iban acompañados de tensión y hostilidad previa y que ya venían de largo (relaciones conflictivas permanentes) los que comportaban inadaptación e infelicidad. Diferencias entre los padres en lo referente a la educación de sus hijos, tanto en los hábitos como en los valores educativos, se consideran causas poderosas de inadaptación infantil. Desórdenes en la conducta, conductas agresivas, desobedientes y antisociales son indicios de este tipo de problemáticas. Una de las razones por la que la discordia familiar constituye una influencia tan poderosa es porque acostumbra a ser permanente. Las tensiones aisladas, aunque no lleven desórdenes posteriores, producen angustia en ese momento. Las consecuencias de experiencias adversas en los primeros años no son irreparables siempre que se den las condiciones apropiadas. Estudios hechos sobre casos extremos como el del psicólogo checo Koluchova (Encontró a unos gemelos encerrados en un armario por su madrastra y que presentaban grandes déficits intelectuales y sociales y eran emocionalmente muy inestables. Allí habían crecido en un aislamiento total durante 6 años. A pesar de ello, una vez que se encontraron en una casa adoptiva, donde fueron cuidados con muchísimo amor y atención, su desarrollo comenzó a acelerarse hasta lograr una recuperación total. No existe ningún momento límite que haga pensar que es demasiado tarde para intervenir aunque la plasticidad de la naturaleza humana va disminuyendo con la edad y vaya limitando la capacidad de cambio. Conclusiones: Los efectos que determinadas experiencias adversas pueden tener sobre la infancia raramente remiten a una sola causa. Normalmente, la explicación remite a una multiplicidad de causas que hay que situar en un contexto. Por ejemplo, no podemos saber el impacto que provoca sobre los niños su separación del hogar si no tenemos en cuenta un gran número de consideraciones como la razón de dicha separación, las relaciones que se habían establecido en la familia, el conocimiento o desconocimiento de las personas que se harán cargo de ellos, la continuidad o no de la relación entre los hermanos, el cambio de hábitos cotidianos, el ambiente del hogar al que el niño va a parar. Si consideramos las respuestas a los problemas planteados, se ha visto que las respuestas simples son peligrosas, ya que no tienen en cuenta la complejidad de la vida real. Se ha de tener mucho cuidado a la hora de generalizar y presentar soluciones globales pues, todas ellas, dependen del caso particular y del contexto en que se dan. Las condiciones que procuran un desarrollo sano y bien adaptado son mucho más que las que se pensaban no hace mucho. Existen límites a la capacidad de adaptación y éstos se han de respetar; pero la capacidad de adaptación está ahí. Existen periodos críticos para la adquisición de muchas habilidades, lo que no quiere decir que una vez traspasados no sea posible adquirir dicha habilidad. Lo que hoy día está claro es que los límites sobre los requisitos necesarios para un desarrollo psicológico sano son mucho más amplios y flexibles de lo que pensábamos, que niños que se pierden ciertas experiencias en su momento pueden recuperarlas más adelante y que hay muchas maneras correctas de educar a los niños siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos en la manera de relacionarnos con ellos: armonía, consistencia, solidez, afecto, firmeza, calor y sensibilidad. Estamos cada vez más convencidos de que se puede actuar positivamente para ayudar a los niños desde diferentes contextos -familiar y escolar-, tanto a afrontar consecuencias como a afrontar situaciones muy adversas y de que no se debe considerar a ningún niño como caso perdido a causa de sus circunstancias vitales.
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